Los tiempos sin duda han cambiado, sin embargo seguimos viendo la masculinidad como sinónimo de fortaleza y autosuficiencia, sin percibir que muchos hombres están enfrentando desafíos emocionales en silencio.
Sabemos que la depresión y la ansiedad no discriminan por género, y aun así las expectativas culturales pueden dificultar que los hombres reconozcan y busquen ayuda para estos problemas.
Casi 1 de cada 10 hombres experimenta depresión o ansiedad. Una encuesta realizada por el Ministerio de Salud de Chile, encontró que el 11% de los hombres en ese país, presentaba síntomas de depresión en un nivel subclínico, es decir los síntomas están presentes, pero no en un nivel para diagnóstico. Además cerca de un 7% mostraba índices de depresión moderada o severa. Si miramos Estados Unidos, igual de preocupante, datos del National Health Interview Survey indican que cerca del 9% de los hombres reportaron sentimientos diarios de ansiedad o depresión.
Menos de la mitad de los hombres con estos trastornos busca tratamiento profesional, ello porque las normas sociales que valoran la dureza emocional y la autosuficiencia hacen que vean esa ayuda como una señal de debilidad. Aún más difícil es buscar apoyo ya que en ellos los síntomas de depresión a menudo se manifiestan como irritabilidad, enojo o frustración, lo que puede llevar a diagnósticos erróneos o la ausencia de percepción del problema. Además les cuesta reconocer la necesidad de ayuda externa como de psicólogos o terapeutas. Es aquí donde un coach de vida podría desempeñar un papel crucial al proporcionar un espacio más cercano, más directo y sin prejuicios para que los hombres exploren sus emociones y desafíos.
Los coaches de vida fomentan la autoconciencia y la resiliencia, pueden ayudar a los hombres a reconocer la importancia de la salud mental y a tomar medidas proactivas hacia el bienestar. Partiendo por una acción que pareciera tan simple, pero poderosa como guiar a reformular esas conversaciones negativas qué tal si no puedo? por qué tal si sale mejor de lo que pensé?. Hay diversos métodos, por ejemplo, en el método de Dara el proceso ocurre desde una indagación curiosa, sin agenda ni juicio, creando un espacio seguro donde el hombre puede explorar quién es, qué siente, y qué desea construir con libertad y honestidad.
Herramientas útiles para quienes no se sienten listos para comenzar un proceso terapéutico, pero sí quieren motivación o guía especialmente, por ejemplo, en momentos de transición -como un cambio de carrera, una separación, la paternidad o incluso la jubilación – que traen incertidumbre, aspecto que los afecta ya que no siempre pueden tener el control o saber qué hacer. El coach de vida podría acompañarlos en este proceso, explorar dudas, redefinir metas y reconstruir un propósito sin imponer soluciones.
Para terapeutas o profesionales de la salud mental, incorporar herramientas de coaching puede enriquecer su práctica al ofrecer enfoques orientados a la acción, objetivos claros y mayor acompañamiento en la toma de decisiones cotidianas, especialmente en casos donde no hay un diagnóstico clínico pero sí un deseo genuino de crecimiento personal.
Entre hombres y mujeres con similares trastornos de ansiedad o depresión es un hecho que ellas buscan más la ayuda profesional. Abordar estas barreras requiere esfuerzos continuos para redefinir las normas de masculinidad, aumentar la información sobre temas de salud mental y crear entornos seguros donde los hombres se sientan cómodos buscando ayuda.